Antaño los campeones olímpicos recibían una corona construida con ramas de olivo, también se les entregaba unas manzanas como símbolo de victoria. Si conseguían ganar en todas las pruebas sus imágenes quedaban expuestas para la eternidad en forma de estatua en el olimpo.
Nuestros niños han conseguido con un poco de plastilina, unas diademas y unas hojas de laurel rememorar aquellos tiempos en los que se recibían estos antiguos galardones.
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